“El consumo de alcohol es perjudicial para la Salud.” – Ley 42-01
Muchos tienen años escuchando y leyendo esto en anuncios, videos y emisoras de radio. Tal vez sea de las pocas leyes que los dominicanos nos sabemos de memoria y no es para menos. En la actualidad República Dominicana ocupa el 11avo lugar de los países latinoamericanos que más alcohol consumen per cápita. Encima de eso, somos el país que más alcohol -no regulado- vende de toda América Latina.
Estas son estadísticas que llaman la atención considerando todo lo perjudical que es el alcohol para la biología humana, y de hecho hay infinitas referencias bibliográficas que correlacionan y señalan al alcohol etílico como causante de considerables enfermedades crónicas y muertes por año. Chrystoja et al. describieron en el 2021 que sólo en América Latina mueren alrededor de 85,000 personas al año exclusivamente por el consumo excesivo de alcohol.2
Si bien pudiéramos sumergirnos en todas las patologías asociadas al alcohol, el objetivo de esta entrada es destacar el rol que tiene sobre la cantidad de calorías que consumimos al día. En el 2014 la OMS reportó que 38% de los hombres y 40% de las mujeres estaban en sobrepeso, aparte estaban un 11% de los hombres y un 15% de las mujeres que fueron diagnosticadas con obesidad1. Estas dos tendencias hoy en día siguen en aumento no sólo en adultos si no también en niños.
Partiendo de esto sería lógico asumir que hay una correlación entre el consumo de alcohol y la ingesta calórica. Y si bien es fácil asociarlos, la relación es más compleja y la evidencia ha demostrado ser inconsistente en muchos aspectos. Esto se debe a que muchas variables a considerar como el sexo, la edad, nivel de actividad física, peso corporal, tipo de alcohol (y clasificación de cada sub-categoría). Una pesadilla para los estadistas pero Kwok y su equipo encontraron información de valor en su revisión sistemática.
La conclusión del estudio es clara:
El consumo de bebidas alcohólicas aumenta significativamente la ingesta calórica por 343 calorías en promedio.
Kwok, A., Dordevic, A., Paton, G., Page, M., & Truby, H. (2019). Effect of alcohol consumption on food energy intake: A systematic review and meta-analysis. British Journal of Nutrition,121(5), 481-495.
Lo que quiere decir esto es que por el simple hecho de consumir bebidas alcohólicas estamos corriendo el riesgo de consumir más calorías de lo que haríamos normalmente. Esto por supuesto pasa debido a varios mecanismos que los investigadores supieron describir y uno de ellos es la dosis. Muchos de los resultados arrojados por el estudio son “dosis dependientes.”
- Los “bebedores pesados” (2-3 cervezas al día) están más asociados con obesidad que los que toman en moderación (1-2 al día.)
- Los que consumen en baja y moderadas cantidades están asociados con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Completamente opuesto a los que consumen en mayores cantidades que se han vinculado con mayores casos de cáncer orales y faríngeos.3
- Se sugiere que el consumo de alcohol estimula el apetito lo que conlleva a un aumento del consumo calórico.4
- El alcohol tiene una densidad calórica elevada (7 calorías por onza) que puede variar aún más dependiendo de la concentración de alcohol en la bebida.
Todos estos aspectos juegan un papel importante en nuestra ingesta calórica total y que pudiera explicar parte de la razón por la que a muchas personas se les dificulta bajar de peso. En algunos casos extremos se recomienda “compensar calóricamente” dejando de comer o comer menos los días donde se toma mucho alcohol. Esto tiene pocos frutos porque cuando dejamos de comer alimentos no estamos simplemente comiendo menos calorías si no que también le cerramos la puerta a otros macronutrientes que juegan un rol mucho más importante para nuestras metas. Cabe resaltar que las calorías que provienen del alcohol son “calorías vacías”, es decir, sin ningún valor nutricional. No aportan absolutamente nada. Nada.
De hecho, al momento que consumimos alcohol, este se metaboliza (90%) en el hígado y mientras eso pasa el cuerpo para de metabolizar grasas y proteínas para darle prioridad a la eliminación del alcohol (que lo trata como veneno). Lo que produce esto es que las grasas pasan más tiempo sin ser oxidadas y por ende pueden depositarse en áreas nocivas para el cuerpo.
El punto que queremos hacer con esto es que consideremos con mayor importancia el rol que juega el alcohol en nuestro cuerpo. Los hábitos que se asocian a él, los efectos a corto y largo plazo. No estamos incitando ni motivando a que dejen de tomar, simplemente a que conozcan mejor las consecuencias y actúen en base a evidencia científica respaldada.
Consumirlo en cantidades ligeras y moderadas tiene algunos efectos positivos dependiendo del tipo de alcohol (eg. Vino) pero la realidad es que son las cervezas, ron y otros, los que se consumen con mayor frecuencia. Y son esos los que están asociados a los mayores riesgos de enfermedades crónicas, principalmente la obesidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Kwok, A., Dordevic, A., Paton, G., Page, M., & Truby, H. (2019). Effect of alcohol consumption on food energy intake: A systematic review and meta-analysis. British Journal of Nutrition,121(5), 481-495. doi:10.1017/S0007114518003677
- Chrystoja, B. R., Monteiro, M. G., Owe, G., Gawryszewski, V. P., Rehm, J., & Shield, K. (2021). Mortality in the Americas from 2013 to 2015 resulting from diseases, conditions and injuries which are 100% alcohol‐attributable. Addiction, 116(10), 2685–2696. https://doi.org/10.1111/add.15475
- Ronksley, PE, Brien, SE, Turner, BJ, et al. (2011) Association of alcohol consumption with selected cardiovascular disease outcomes: a systematic review and meta-analysis. BMJ 342, d671.
- Yeomans, MR (2010) Alcohol, appetite and energy balance: is alcohol intake a risk factor for obesity? Physiol Behav 100, 82–89.